«No vine a este mundo a ser servido sino a servir».(Mt 20,28)

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El padre Julio cumplió diez y ocho años de vida sacerdotal, y para ponerle un encabezado a este información lo primero que pensé es en este pasaje del Evangelio según Mateo, y estoy plenamente seguro que es la camiseta que se hace diez y ocho años se puso el padre Julio y que nunca se canso. Toda una vida al servicio del otro y para el otro, siempre pensando en lo que al otro le puedo faltar, material o espiritualmente. Esta celebración tuvo lugar el día 15 de Octubre en donde el padre celebro la misa y luego compartimos un ágape fraternal para celebrar tanto tiempo del SI del padre a Dios.

Ver Fotos y nuestro saludo en la carta parroquial de octubre->

Nuestro saludo en la carta parroquial número 75

Una vida dedicada al Servicio

Hoy miro a la persona de nuestro querido párroco y veo una vida consagrada a Dios realmente y lo más lindo es que dedica su vida al servicio de todas las personas.  El mismo Jesús dice en Mt 20.28: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino a servir, y dar su vida en rescate por muchos.” Qué alegría en comunidad poder celebrar junto al Padre Julio Cesar estos 18 años de vida consagrada a Dios y al servicio de los más necesitados.
Siento que Dios nos elige y nos llama a dar nuestra vida por el Evangelio, y poder hacerlo en la vida sacerdotal u otra forma de vida consagrada, creo que es el mejor regalo que le podemos hacer a Dios, en realidad lo mejor es todo lo contrario que Él nos hace a nosotros, descubrir que Dios quiere que nuestra vida este al servicio, es la felicidad más grande para una persona.
Hoy en día se ve a la vida consagrada como una locura, algo extremo, que se hace porque no estás bien, el mundo de hoy dice que es como ir a contramano de todo, es como estar loco pensar en eso. Pero por suerte, por gracia del Altísimo, existen personas que nos muestran todo lo contrario, que se ve la felicidad en sus rostros, aun en tanta persecución y sufrimientos por estar haciendo esto, y siento que es el caso del Padre Julio, que día a día nos enseña no solamente con las muchas charlas, cursos que ofrece la parroquia, sino que con su ejemplo de vida, nos hace aprender lo lindo que es poder dedicar la vida a Dios, dándolo a conocer a todos de la misma manera.
El que tanto dice “que 20 años no son nada y estamos casi en los 20”, son 18 años y creo que sí, no son nada,  pero la vez es un todo, si se los lleva con Dios dentro nuestro.  Es lo que uno puede ver día a día en la vida del sacerdote que Dios hoy puso en nuestro camino, que no es mera casualidad que el padre este hoy en Loreto con todos nosotros, es una bendición que el Señor nos regala, más allá de cómo ha crecido materialmente la parroquia, sino que también desde lo más importante que tiene una comunidad que es el espíritu, creo que el padre nos ha enseñado como ir creciendo.
No me queda más que decir GRACIAS, en primer lugar al Señor por permitir que esté en nuestro camino y permitirnos encontrarnos con El, al Padre Julio por estos 18 años de perseverancia al servicio de los más necesitados, no solo materialmente sino también en lo espiritual. Y por ultimo como siempre la súplica que quizás es más fácil de hacer que dar gracias, pero vale la pena, y es pedirle al Señor y a nuestra Madre la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Loreto, que den fortaleza al Padre para seguir adelante cada día de su vida, que sean su amparo y lo protejan a lo largo de toda su vida consagrada a Dios y en servicio.

¡¡¡Muchas gracias Padre Julio,  muy felices 18 años de vida sacerdotal!!

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