Queridos hermanos: Paz
Cada fiesta de Pentecostés tiene un sentido muy especial para nuestra comunidad de Loreto, no sólo porque con toda la Iglesia celebramos el don de Cristo Resucitado, fruto de la Pascua; sino porque nuestro templo está consagrado a la tercera Persona de la Santísima Trinidad. No sólo queda ésto a nivel de recuerdo celebrativo. Debiera el Espíritu Santo impregnar nuestro modo de ser comunidad, nuestra oración, nuestro vivir cotidiano, nuestra forma de estar y servir en éste barrio.
Creado el hombre a imagen del Dios Trinidad, capacitado para la comunión, el conocimiento de la Verdad, el ejercicio del Amor, y la donación de sí mismo en el servicio humilde, optó por apartarse de ésta comunión con su Creador. Esta debacle ocasionada por el pecado pronto tuvo sus consecuencias, a nivel personal, comunitario, social…no hace falta describir largamente lo que vemos a diario en nuestra historia. El hombre esclavo del error, del egoísmo, de tantos falsos ídolos es capaz de las peores atrocidades. Cuánto dolor, y destrucción podemos contemplar disfrazados de cualquier paliativo, el hombre creado para las profundidades del Espíritu se confina a una existencia gris, sin horizontes, sin meta, sin amor, sin Dios.
«La creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no solo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando la filiación adoptiva, la redención de nuestro cuerpo. Porque solamente en esperanza estamos salvados…igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido…»Rom 8
Dios no quiso que su obra quedara así, nos envió a su propio Hijo, para hacernos sus hijos adoptivos. Cristo se humilló hasta la muerte de Cruz, y desde esa entera donación por nuestra salvación nos obtuvo un nuevo nacimiento: nacer de nuevo del agua y del Espíritu. En la misma Cruz entregó su espíritu, en la Pascua nos engendró para una existencia nueva. Sopló sobre aquella nueva comunidad, como si fuera el verdadero día nuevo. Una nueva creación se gestaba, no de la carne, sino del agua y de la Sangre. De aquel costado abierto del nuevo Adán en la Cruz, nacía la Iglesia. Y esta comunidad nueva, renacida de lo alto, está capacitada por Dios para conocer, amar y servir de una manera nueva.
El Espíritu Santo nos confiere un nuevo conocimiento. Es por eso que Jesús abre las inteligencias de aquellos Apóstoles. Hace arder el corazón de aquellos discípulos, exponiéndoles las Escrituras, haciéndoles comprender los misterios hasta ahora vedados para sus entendimientos. La Pascua excede todo lo que ellos hasta ahora podían imaginar. Nos envía el Espíritu de la Verdad., verdad que nos libera de todo error, y de toda esclavitud, porque nos hace discernir los signos de los tiempos. Desde el Evangelio podemos optar claramente ayudados por la Gracia , y guiarnos con la luz de la Fe, a través de los signos cambiantes de los tiempos. Esa lámpara que brilla en lugar oscuro, esa luz del Espíritu nos hace poder conocer el bien. De esa manera estamos seguros, nuestro corazón no tiembla, porque el Camino está claro para el cristiano. Ese camino lleva al Padre, y a pesar de vivir en un mundo constantemente asediado por el príncipe de la mentira, la Iglesia sigue su rumbo, entre los consuelos de Dios y las persecuciones del enemigo.
El Espíritu es el Amor de Dios. Dios nos dá su Bondad. Pentecostés quiere sacar de nosotros lo mejor. La nueva creación nos tiene que hacer semejantes a nuestro Padre Celestial, que es bueno. Nos dota del Espíritu de Bondad, para poder comunicar esa bondad al mundo. El egoísmo y la muerte son vencidas desde dentro , al mal solo se lo puede combatir a fuerza de bien. El cristiano en la medida del Espíritu no se cansa de hacer el bien., a pesar de no ver resultados, a pesar de la falta de respuesta inmediata, o de que muchas veces deba enfrentarse al desagradecimiento, a la apatía, al mismo mezquino interés de los hombres. Así como Cristo pasó por este mundo haciendo el bien, imbuídos del Espíritu Santo podremos imitarlo a diario.
Por último el Espíritu es un espíritu de Paz…traducido significa armonía, orden…la Creación es así, salida de la Verdad y Bondad de Dios , nuestro Padre ordena aquel primer caos, así como cualquier forma de desajuste interno o externo…
Ser amigos de Cristo es cumplir su ley, ley del amor que ordena los corazones y la convivencia…enseñar a los hombres todo ésto es empezar a hacerles gustar la Belleza de Dios.NOs manda a un mundo caótico, desarticulado por el pecado a ordenar, a embellecerlo, a través del humilde servicio de lavar los pies a la humanidad.Todo apostolado, toda misión tiene éste fin:por medio del Espíritu Santo, hacer que éste mundo se parezca al Reino de Dios…de modo que Jesucristo pueda algún día devolver éste mundo al Padre.El servicio no es fruto de la improvisación sentimental del momento.;es un imperativo del Amor de Dios.SErvir es amar.
Pidamos entender de corazón ésta urgencia.Se nos da gratuitamente éste Espíritu de Verdad, de Bondad y de Belleza para que a través del conocimiento de Dios, del ejercicio de la caridad y del darnos humildemente en el servicio podamos no sólo encontrar la armonía de la Salvación sino ser instrumentos para que otros hermanos reencuentren el rumbo hacia el Padre
Que abramos nuestro corazón sin desconfianzas al amor de Jesús Resucitado que quiere transformar nuestro modo de ser, de vivir y de servir…Loreto tiene todo para poder irradiar esa luz..porque tenemos a Dios y el nos da todos los medios para hacerlo, lo único que hace falta es disponerse a hacerlo y seguir dándonos por El.
Feliz Pascua de Pentecostés 2010!!!